The Painted Veil
martes, 27 de septiembre de 2011
miel.
viernes, 23 de septiembre de 2011
marchitar.
Meses intentando definir algo que en el fondo no tiene explicación lógica, intentando buscar un conjunto de letras que me aporten algo de luz, algo que suministre un apice de equilibro a esta situación, francamente, insostenible.
Y si, por fin he conseguido ese conjunto de letras y el resultado ha sido el verbo marchitar.
He llegado a esa conclusión, todo reside en la marchitación, eso es lo que haces conmigo, me marchitas lentamente como si de una flor se tratara, absorbiendo todo lo bueno, decente o aprovechable que tengo. Lo más curioso es que tu acción no se va cuando desapareces si no que es perenne, podría incluso decir que esa lejanía debilita aún mas mis raíces.
Lo más patético o llamémosle sorprendente, es que si me suministraras algo de agua esta flor renacería en su máximo esplendor.
domingo, 7 de agosto de 2011
respirar.
Cuando te ahogas, no puedes respirar, no puedes pensar con claridad; sientes que todo se terminó, es el punto y final y piensas que nada más te puede afectar te equivocas, siempre te acaba sorprendiendo algo; te cansas de dar y no recibir, de dormirte derramando lagrimas que alguien no se merece; esa persona que te desvela; que cuando te toca tu corazón se para; alguien por quien cogerías ese tren para estar solo con él.
Lo curioso es que cuando te ahogas, te hundes, en ese momento en el que no tienes respiración todo se incrementa y vuelves a pensar en él en esas sonrisas que conoces tan bien; su sonrisa de frialdad; su sonrisa sincera y ese pequeño esbozo en su boca con el que sabes que te dedica una complicidad que te hace sentir tan importante que piensas que darías todo por él; en ese justo momento de duros recuerdos te vienen a la mente sus besos cálidos llenos de sentimientos ocultos ; no precisamente de amor pero si de amistad, complicidad, cariño que se ocultan bajo un caparazón que pocas veces puedes romper, pero que cuando lo haces parece que consigues escalar el mismo Everest; es un privilegio que pocas personas tienen. Tú tienes ese poder sobre mi; el poder de hundirme, resucitarme, alegrarme, deprimirme algo tan increíble como darme y quitarme la vida, con sólo una palabra; eso es lo que me provocas ; amor un amor que jamás pensé que sentiría, un amor más fuerte que todo lo que haya conocido, con el poder de destruir y de crear.
No creo que seas tan frio como aparentas por que en ciertos momentos me das calor, me das un calor que podría descongelar los mismísimos casquetes polares ; tú me rompes el corazón pero a la vez pones parches en él; cuando te miro mientras duermes es una sensación tan cálida, tan real que hasta duele,; cuando mientras sueñas me coges un brazo intento no moverme para que no te despiertes, porque así es, podría pasarme noches en vela durante todo lo que resistiera mi cuerpo, hasta que me volviera demente; solo por verte dormir; sólo por ver esas facciones tan perfectas para mí, sólo por oír esa respiración que corta la mía, solo por sentirme más cerca de ti.
Y por todo estoy preparada para decirte que te quiero.
martes, 5 de julio de 2011
deseo concedido.
jueves, 24 de marzo de 2011
miedo.
martes, 4 de enero de 2011
a veces.
sábado, 21 de agosto de 2010
"Desde que te conozco, hay un eco en cada rama que repite tu nombre; en las ramas altas, lejanas; en las ramas que están junto a nosotros, se oye.
Se oye como si despertáramos de un sueño en el alba.
Se respira en las hojas, se mueve como se mueven las gotas del agua.
corazón, rosa, amor...
Junto a tu nombre el dolor es una cosa extraña. Es una cosa que nos mira y se va, como se va la sangre de una herida; como se va la muerte de la vida.
Y la vida se llena con tu nombre: claridad esclarecida. Yo pondría mi corazón entre tus manos sin que él se rebelara. No tendría ni así de miedo, porque sabría quién lo tomaba. Y un corazón que sabe y que presiente cuál es la mano amiga, manejada por otro corazón, no teme nada.
¿Y qué mejor amparo tendría ella, que esas tus manos? He aprendido a decir tu nombre mientras duermo. Lo he aprendido a decir entre la noche iluminada. Lo han aprendido ya el árbol y la tarde... y el viento lo ha llevado hasta los montes y lo ha puesto en las espigas de los trigales. Y lo murmura el río..."